miércoles, 6 de agosto de 2014

CUANDO EL DON DE SENTIR TE SORPRENDE























Hoy he decidido, por primera vez, crear un blog que sea una vía de escape del día a día y en el que poder expresar como es pepasastre además de sus dibujos.

Me encuentro en el Sur, disfrutando de unas medio vacaciones y es ahi donde he podido observar algo que me ha llevado a confiar un poquito más en la gente.

Hoy en día, tal como están las cosas, bombas, guerras, desnutrición, enfermedades, desigualdad, injusticias……. y podría seguir, he visto esta mañana una escena que me ha dejado inicialmente atónita, a continuación un acto de reflexión, acompañado por un desconcierto que ha acabado en un maravilloso sentimiento de amor; que me ha llevado a tomar la iniciativa de escribir en este blog.

Me senté, con mi cerveza, en el taburete de un lugar, donde podía ver el ambiente y el mar, los camareros iban de arriba a abajo con los platos, nerviosos, la gente pidiendo, comiendo, bebiendo, riendo, abuelos con nietos, amigos, familiares y sin olvidar, los vendedores ambulantes (sudafricanos) que van cargados, intentando vender cosas entre el montón de gente, y cada vez que les veo, me siento mal por la situación en la que viven.

Observando, veo una familia que me llama muchísimo la atención, un papa grande, rubio con una pinta divertida, la mama con el móvil mirando al mar y los hijos riendo entre ellos, metiendose uno con el otro. No eran españoles por que hablaban en ingles entre ellos, eran rubios e iban muy rojos del sol.

Entre sorbo y sorbo, se me ocurre mirar de nuevo al mar, y por lo tanto de nuevo a esta familia que tenía enfrente de mi, esta vez me quede mirándoles con desconcierto, por que había alguien nuevo, el inmigrante que se acerco a venderles. Sentado con ellos, con una mirada tímida, una sonrisa simpática y sincera, el papa de la familia, le pregunta haciendo señas, qué quiere tomar?.

Aumento mi curiosidad por la situación, al rato pasa el camarero con un refresco, le sirve; el agacha la cabeza y da humildemente las gracias por la invitación.

Pude al rato darme cuenta de que no se conocían, por que podia ver momentos incomodos, en los que no sabían que decirse, pero de nuevo, el papa le hablaba, intentaba comunicarse con él, vi risas, vi como sus hijos miraban a su papa, orgullosos y curiosos.

Llega la comida, él se termina su refresco y amablemente, coge de nuevo sus cosas, da las gracias con una limpia y preciosa sonrisa, continua su trabajo, con paciencia y humildad bajo el sol entre la multitud.

El papa pudo dar una hermosa lección a sus hijos, una valiente lección de igualdad.


Y yo sonreí, orgullosa, contenta de que a pesar de todo, todavía puedo estar tranquila de que aún hay personas así por el mundo, continue con mi cerveza, dando las gracias a ese momento, a ese padre, a ese vendedor, a la cerveza y al sur, por tener la suerte de haber vivido ese momento…..

1 comentario:

  1. Muy bonita historia. Me gusta pensar que lo que presencias te es la norma y no la excepción. Positividad

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